Casos: Pedro G. H., reclamación de cláusula suelo

A menudo, la falta de tiempo, nuestro día a día ajetreado, hace que en ocasiones no encontremos tiempo para cosas que no consideramos urgentes, pero que sin embargo son realmente importantes.

 

Por eso, queremos contarte el caso de Pedro.

 

Él junto a su mujer firmó una hipoteca en 2015 con una entidad bancaria. Estos recién casados tenían ganas de iniciar una vida juntos y como además tenían buena relación con la directora del banco firmaron su hipoteca sin informarse de todas y cada una de las cláusulas. Las hipotecas normalmente no son fáciles de entender y al final con saber los años que hay que pagar y la cuota mensual, no solemos profundizar más en las condiciones.

 

Sin embargo, muchas hipotecas (el Banco de España estima que el 42% en 2008) aunque no lo sepamos en el momento de la firma, tienen entre sus condiciones la llamada cláusula suelo.

 

La cláusula suelo también llamada suelo hipotecario establece el mínimo a pagar en la mensualidad de tu hipoteca, aunque los intereses acordados estén por debajo. Esta limitación es un perjuicio muy importante para las personas que, como Pedro, se podrían haber beneficiado de los tipos muy bajos que ha habido durante varios años y, así, haber tenido una cuota mensual más reducida. Es decir podría haber pagado menos por su hipoteca cada mes.

 

A Pedro ya le habían hablado de las cláusulas suelo, en alguna ocasión, pero tampoco había entendido muy bien lo que significaba.

 

Una tarde, que estaba un poco más libre, decidió acudir a nuestra oficina de la calle Castilla, 77 de Santander. Allí revisamos las condiciones de su hipoteca y, simplemente sabiendo la entidad y el año de firma de la hipoteca, pudimos saber en ese momento que, efectivamente, su hipoteca tenía la cláusula suelo.

 

A la vez, le informamos de nuestra forma de trabajar, sin gastos para el cliente, sin cobrar porcentajes ni adelantar dinero, ya que los honorarios los cubren las propias entidades financieras.

 

A Pedro no le hizo falta ni mucho tiempo, ni mucho papeleo, ni un solo euro para saber cuál era su situación y qué camino seguir para defender sus derechos y recuperar su dinero.

 

Es un caso real, uno de los muchos que nos llegan a nuestra oficina y por eso queremos contártelo, para que tú también vengas, para que sepas que solo con esos dos datos y unos minutos pueden resolver una situación en la que seguramente has pensado varias veces.

 

Pedro, en una tarde, en un rato y sin complicaciones ni gastos arregló mucho.